• Los supermercados, los mayores adversarios de las vinotecas barcelonesas
  • Las vinotecas españolas experimentan una pérdida de clientes del 26,7% tras el confinamiento

Blanca López

Son malos tiempos para las vinotecas. El cierre de la hostelería, sumado a la nueva tendencia de venta directa entre bodegas y consumidores, no ha hecho más que damnificar a estos lugares que promocionan la cultura del vino. Actualmente, con más de cinco mil establecimientos en todo el país, según la Cámara de Vinotecas y Afines (CAVA), las vinotecas son uno de los principales canales de venta para el 80% de las bodegas. Complicó aún más al sector la decisión de medio centenar de municipios de prohibir la venta de alcohol, pues se consideró que su abuso podría promover la violencia en momentos de aislamiento.

En la calle Casanova se encuentra Uve-i-vinaters, vinoteca y distribuidora familiar barcelonesa que lleva ya setenta y cinco años en el barrio y que se vio obligada a cerrar durante un mes. Ahora, su futuro es incierto. “Nos tendremos que replantear el negocio porque al estar tan enfocados a la restauración en tema distribución, esto nos ha supuesto una pérdida del 80% de nuestra facturación”, explica Miriam Villanova, la propietaria, que añade que han priorizado todo lo que son pequeñas bodegas de proximidad para intentar ayudar a sus vecinos de profesión.

Además, durante el confinamiento, Uve-i-vinaters ofreció reparto a domicilio para paliar en parte el descenso de los ingresos. Villanova señala que aunque sí es cierto que se ha incrementado el consumo de vino durante los últimos meses, eso no ha repercutido en sus ventas, pues la mayoría compran en supermercados. 


Uve-i-vinaters

Lugares y canales de compra de antes y después del confinamiento

Según detalla un informe realizado por European Association of Wine Economists (EUAWE) y Chaire Vins et Spiritueux  de INSEEC U, las vinotecas han experimentado una disminución de clientes del 26,7%, pasando del 35,23% al 8,48% tras el confinamiento. Como ha comentado Villanova, los principales canales de compra de botellas de vino siguen siendo los supermercados, que solamente han sufrido una pérdida del 5,05% de clientes. Del mismo modo, las tiendas locales de alimentación han reducido su clientela en un 4,68%, y las bodegas, en un 20,78%.

A su vez, el único canal que ha visto incrementada su demanda es el online, en un incipiente 2,38%. Por este motivo, cada vez más vinotecas apuestan por crear una página web como escaparate virtual de sus productos, como es el caso de Uve-i-vinaters, que nos ofrece sus servicios en consultatdevins.com .

Así se consume en tiempos de Covid-19

Pero no todo son malas noticias, ni todas las vinotecas lo han vivido igual. En Villarroel 134, el Celler del Ninot ha tenido más suerte. “Al cerrar restaurantes la gente presta más atención a la cocina”, comenta Juan Manuel Corrias, que lleva tres años en la tienda.  Según explica el dueño, las vinotecas están vendiendo un poco más, así como vinos diferentes a lo usual. “La gente investiga más y se atreve a probar cosas nuevas o a gastar un poco más en cada botella”, argumenta. 

El aforo máximo también tiene sus ventajas, pues permite un trato con el cliente más efectivo. Por otro lado, destaca que “cada semana aparece algún cliente nuevo que por caminar un poco más o pasear por el barrio redescubre tiendas a las que antes no prestaba atención”.

Dante Alighieri ya decía que el vino siembra poesía en los corazones. Tal vez por esa razón, en épocas de incertidumbre y desasosiego, el vino se convierte en refugio: según el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), el consumo de vino ha crecido por encima del 50% durante el confinamiento, aunque se suaviza conforme avanza la desescalada. En este aspecto, Uve-i-vinaters destaca el boom del vermut, muy demandado por los clientes para beber en familia o con amigos. Como bien dijo irlandés James Joyce, “¿qué hay mejor que sentarse al final del día y beber vino con amigos, o un sustituto de amigos?”.

La reciente supremacía del vino: la cerveza a la baja

En los últimos años, según Corrias, los adultos de entre 35 y 45 años dejan a un lado la cerveza y muestran un renovado interés por el vino. Interés que ha quedado patente durante la pandemia. “Los nuevos consumidores de vino optan por un producto más fresco, joven y frutal”, cuenta. El CEO de Terroir Champenois, Manuel Pla, asegura que “el concepto del vino es un constructo social”. Constructo que ha ido modificándose y reconstruyéndose progresivamente, dando lugar a tecnicismos que han alejado la experiencia de la gente que no está involucrada en la elaboración del vino, hasta día de hoy. Esta incomprensión ha generado un complejo generalizado en torno al vino en las últimas décadas, mas el asentamiento del virus de la Covid-19 ha cambiado en cierta manera nuestra percepción del vino. 

Y es que la pasión por un buen vino no solo se respira entre pilas de barricas y botellas empolvadas. También las vinotecas, lejos de esas estructuras arquitectónicas imponentes y mares de viñas embriagadoras, encandilan a cualquiera que se asoma a su puerta dispuesto a observar otro tipo de paraíso vinícola.



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